* Una crónica de la presencia de los empresarios mineros
Roque y Raúl Benavides Ganoza, en la entrega de los estudios para la carretera
Ayo – Huambo, una vía que es como la Interoceánica para los pueblos del Valle
de los Volcanes (Caylloma – Castilla)
Por: Jorge Turpo Rivas
Dos de los hombres más ricos del país están en Ayo. Raúl y
Roque Benavides Ganoza, lucen sus prendas de diseñador Tommy Hilfiger en la
polvorienta plaza de armas de este pueblo ubicado a 12 horas (en bus) de
Arequipa. Una plaza de armas que sirve tanto para el izamiento del Pabellón
como para las corridas de toros en octubre.
El calor de este martes 18 de diciembre, obliga lucir gorras
a los hermanos Benavides, accionistas de la empresa minera Buenaventura.
Llegaron en su avioneta particular hasta Orcopampa y de ahí en camionetas 4 x 4
hasta el distrito de Ayo.
La plaza luce vacía. El maestro de ceremonia, Benjamín
García, se esfuerza por convocar a la población
a que participe del acto. La gente está trabajando en sus chacras. Una corrida de toros atrae más
público.
Las autoridades que acompañan a los Benavides, sólo son
recibidas por periodistas que aprovechamos el momento de espera para hacerles
algunas preguntas. Pasada media hora, la ceremonia empieza con menos de 50
personas.
Se trata de la entrega de los estudios definitivos y
expediente técnico de la carretera Ayo – Huambo. Una vía que para la población
de la zona es como la carretera Interoceánica para el sur peruano. Les
permitirá su desarrollo y sobretodo unirse al circuito turístico del Valle de
los Volcanes. Sin embargo, como toda obra de importancia en el país, no estará
acabada en menos de 5 años (siendo optimistas). Los estudios los financió la
minera Buenaventura bajo el cliché de responsabilidad social.
Ayo, en voz quechua, significa “que enseña”. Y se trata de
un pueblo que efectivamente da lecciones. Por ejemplo: como vivir aislados en
medio del desierto. Ninguna empresa de transportes llega a la zona, sólo una
combi hace servicio dos veces por semana para llevar a los pobladores hasta el
vecino distrito de Andagua.
También enseña a vivir sin escuela de educación Secundaria.
Por eso no se observa jóvenes en Ayo, todos estudian en Orcopampa o en
Arequipa. “A veces tenemos que mandarlos a Arequipa aunque sea de muchachitos
(empleados) para que puedan estudiar”, me cuenta María, la mujer que nos sirvió
el desayuno en su tienda de abarrotes que hoy es un improvisado restaurante.
Ayo, en la zona alta de la provincia de Castilla, se abre
paso en medio de la extrema pobreza. Es un pequeño valle con atractivos
turísticos inexplorados. Ahí están la laguna de Mamacocha y los restos
arqueológicos de Quello Quello.
Alrededor de su plaza de armas polvorienta, todo parece un
inmenso huerto con árboles frutales de todo tipo. Tienen agua de manantial y
energía eléctrica las 24 horas del día. Son sus pocos lujos que pueden ofrecer.
Roque y Raúl Benavides están ansiosos por irse. Pero antes
tienen que escuchar los discursos de los alcaldes de Ayo, Huambo, Andagua y
Orcopampa. Y luego recibir las ofrendas de cada alcalde y el reconocimiento de
huéspedes ilustres.
El que tiene el encargo de hablar a nombre de la minera
Buenaventura es Roque Benavides. Empieza recordando que su padre Manuel
Benavides de la Quintana, llegó a estas tierras hace 50 años a caballo. “No
había carretera y ahora estamos consolidando un proyecto anhelado de por todos
los pobladores”, expresó antes de citar a Winston Churchill (como si estuviera
en la Convención Minera). Pidió además que los dejen producir, o sea explotar
más minerales.
Buenaventura, tiene las minas auríferas (oro) de Orcopampa,
un pueblo que ha cambiado poco desde que el padre de los Benavides llegó como
todo un conquistador montado en su caballo hace 50 años. Ninguna de sus calles
luce asfaltada y la pobreza se respira en cada rincón, excepto en el campamento
minero.
Escuché el discurso de Roque al costado de Luis Cahua López,
el hombre que regó la polvorienta plaza de armas para la ceremonia. ¿Usted sabe
quién es Winston Churchill? le pregunté. “No, no lo conozco” me respondió. Luis
tiene 65 años y labora en limpieza pública de la comuna de Ayo. Sólo estudió
hasta segundo de primaria. “Pero mi hijita está estudiando en Orcopampa”, le
sale el orgullo. Su pequeña Leonor tiene nueve años. La tuvo cuando él cumplía
los 56 años de edad. Le llegó tarde el amor. “Si pues, pero ella está bien”
dice sonriendo. Su pareja es Baltazara Yucra (54). “La conocí en El Pedregal”,
recuerda.
Luis se queja de la pobreza de Ayo. “Tantos años he vivido
aquí y todo sigue igual, a mi me dan trabajo de vez en cuando no más, así que
también tengo que trabajar en mi chacrita”, anota.
A pesar de su avanzada edad, Luis quiere trabajar en la
construcción de la nueva carretera que tiene 120 kilómetros. “Aunque sea
retirando piedras puedo trabajar, tengo que mantener a mi Leonor” se preocupa.
EL HADA MADRINA
La gestora de que los Benavides estén en Ayo es Lourdes
Mendoza del Solar, segunda vicepresidenta y congresista por Arequipa, quien
acudió al ex congresista Rafael Valencia Dongo para que la ayude a impulsar
proyectos que tengan intervención del sector privado y público. Sus mejores
aliados hasta el momento, son los Benavides Ganoza. Incluso le prestan sus
avionetas y camionetas para que Mendoza se traslade.
El presidente regional, Juan Manuel Guillén, bautizó a
Mendoza como “el hada madrina”. “Todo lo que toca lo convierte en oro”, bromeó
hace poco en Chuquibamba. Pero la verdadera hada es Valencia Dongo, que a
través de su empresa consultora “Estrategia”, está haciendo que Mendoza pueda
visitar la sierra de Arequipa gestionando obras de singular importancia para
esa zona. En Ayo prometió que lo se seguirá haciendo.
Los Benavides están sobre la hora, tienen otros compromisos,
así que deciden abandonar la ceremonia que ha tenido cerca de diez oradores.
Cogen su alforja llena de Pisco, Vino, Pacay y Maíz (fue obsequió de la población),
y emprenden la retirada a poco más de dos horas de su llegada. Los espera su
avioneta en Orcopampa. No probaron ni un
camarón que con tanto entusiasmo mandó a elaborar el alcalde de Ayo, Víctor
Mejía. Dos de los hombres más ricos del país, dejaron la plaza de armas de Ayo
con su alforja (de maíz, no de oro) en las manos y en sus camionetas levantado
polvo.
* PUBLICADO en el Semanario Vistaprevia. Arequipa-2007
quieres mayor informacion de estas bellezas?????
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